El branding es el proceso de crear marcas que evolucionan y se convierten en símbolos que identifican a las empresas y sus productos, generando una conexión personal con los clientes. En la cultura popular del siglo XX y XXI, la publicidad ha desempeñado un papel importante al adoptar ciertas marcas comerciales y convertirlas en iconos culturales que reflejan pertenencia, estatus y poder. Un ejemplo claro de esto es la influencia que las bebidas gaseosas han tenido en festividades como la navidad, adquiriendo un significado simbólico en la conciencia colectiva.
Un caso emblemático es Coca-Cola, cuyos anuncios publicitarios en revistas entre los años 1930 y 1970, ilustrados por Norman Rockwell, idealizaban la figura de la familia y asociaban el color rojo de Santa Claus con el color institucional de la marca. Esto hizo que Coca-Cola se convirtiera en un símbolo del estilo de vida norteamericano, representando la imagen de una familia «perfecta». De esta manera, el simple acto de consumir esta bebida nos hace sentir parte de una familia «ideal» que ha trascendido fronteras y se ha arraigado en la cultura popular.
El branding va más allá de la creación de un logotipo o un nombre. Se trata de construir una identidad sólida que conecte emocionalmente con los consumidores. Las marcas exitosas transmiten valores, cuentan historias y generan experiencias memorables. Además, deben adaptarse a los cambios y evolucionar junto con las necesidades y preferencias de los clientes.
En el mundo actual, donde la competencia es intensa y la atención de los consumidores es limitada, el branding adquiere una importancia aún mayor. Las empresas deben destacar entre la multitud, ofrecer propuestas únicas y diferenciarse de sus competidores. Para lograrlo, es esencial comprender a fondo a los clientes, entender sus deseos, necesidades y expectativas. Solo así se puede crear una marca relevante y auténtica que conecte con el público objetivo.
En resumen, el branding es un arte apasionante que busca crear marcas fuertes y significativas en la mente de los consumidores. A través de una estrategia cuidadosamente diseñada y ejecutada, las empresas pueden construir símbolos que trasciendan la simple transacción comercial y se conviertan en elementos arraigados en la cultura popular. El branding es un proceso en constante evolución que requiere adaptación, creatividad y una conexión emocional con los clientes. Si logramos construir una marca poderosa, estaremos en el camino hacia el éxito en el competitivo mundo empresarial actual.
Las dimensiones simbólica de las marcas
Hoy los productos tienen un tiempo de vida las marcas no. El éxito fugaz de los productos, sobretodo los tecnológicos, tienen una vida breve, muchas veces las empresas no tienen la visión para comprender que estos deben de ser transformados, no solo en el sentido práctico y pragmático, deben de convertirse en un símbolo, una bandera que identifique a tu empresa, a sus productos y que tus clientes se apropien de ellos, los hagan suyos.
La mortalidad de los productos
Las marcas Pueden ser prácticamente inmortales, pero a veces se transforman eso lo vemos con la telefonía y la forma como hoy escuchamos música. Los productos adquieren dimensiones simbólicas, los clientes, los adoptan de acuerdo a su valor social y de uso, los productos son parte del ritual de las sociedades modernas y estas se integran cada vez más en una cultura global, gracias a las comunicaciones como internet y aún la TV y Radio. Pero la marca pude o no ser independiente del producto, y esta puede ir evolucionando, aun cuando su diseño sea casi el mismo como es el caso de Coca-Cola y Kellogg´s o paulatinamente transformarse como es el caso de Pepsi, IBM, o Pioneer, Texaco Starbucks.
El valor de Marca
La marca se convierte en un símbolo social al que las personas se identifican. Un ejemplo destacado es Nike, según Phillip Kotler, un destacado teórico y conferencista de marketing. Él analiza cómo Nike logró crear valor de marca al aprovechar el sentimiento de pertenencia de las personas a una comunidad y llevarlo al ámbito global. A través de su imagen, Nike construyó un ideal de estilo de vida con el que muchos se identificaron, siendo esta estrategia la clave de su éxito. La marca de Nike es tan reconocida que ahora se representa simplemente con un grafismo, un trazo simple que casi todos reconocemos.
Para lograr que muchas personas comprendieran y reconocieran el significado y la representación de la marca hoy en día, Nike atravesó un proceso a lo largo de los años, pasando de ser local en el mercado estadounidense a alcanzar una dimensión global. Durante este proceso, incluyeron tanto a personas comunes como a renombrados deportistas como Michael Jordan.
En su trayectoria de construcción de marca, Nike se convirtió en un símbolo de inspiración e inclusión, rompiendo barreras de género al llevar deportes o actividades tradicionalmente asociadas con lo masculino hacia lo femenino. Además, adaptaron sus anuncios para diferentes culturas como parte de su estrategia global, aprendiendo de otras marcas y conectando con las nuevas generaciones.
Branding. El Proceso para crear una marca
Nosotros al ver un objeto, nos comunica y brinda información, una manzana roja nos comunica que químicamente tiene nutrientes y eso la hace deseable y tiene una estructura que nos “habla” de algo; esta al descomponerse (imaginemos una manzana podrida que nos repugna) pierde información y una piedra con la forma redondeada, nos es indiferente.
Nuestra visión ha evolucionado para poder de forma intuitiva e instintiva, tomar decisiones tomando en cuenta información y así adquirir un conocimiento sensorial, este conocimiento hace referencia a la estética definida aquí como la interpretación de las imágenes. Ya no significa lo mismo para nosotros, al verla, cambia totalmente el significado del objeto.
Dependiendo del contexto, esto es con que lo relacionemos, es lo que significa para nosotros, Los objetos cotidianos, adquieren diferentes significados de acuerdo a con esta relación o en qué ambiente los veamos. Dependiendo de esto, es lo que significa para nosotros.
El icono sígnico de la manzana mordida, ha demostrado que es un símbolo de la cultura de masas, el ideal de lo que representa, va más allá de su utilidad práctica o superioridad tecnológica, en base a los resultados de ventas de iPhone o de sus computadoras Macintosh, esta manzana hoy en día tiene otro significado para nosotros.
Esta Marca también pasó por un proceso.
Cuando Steve Jobs y su socio Steve Wozniak crearon la empresa Apple, el logotipo fue en honor a Isaac Newton, un grabado que lo mostraba bajo el árbol donde cayó la manzana según la leyenda, pero este no duro mucho y fue encargado a un diseñador gráfico de nombre Rob Janoff, quien lo rediseña y agrega el mordisco distintivo, para que no se confunda con un tomate. Originalmente el logo tenía los colores de un arcoíris, con la idea de humanizar a la empresa y hacer alusión al color de los monitores que era una tecnología nueva para esa época, además del juego de palabras entre bit y byte (mordida y unidad informática más pequeña).
El logotipo se simplificó hasta la versión simple en tonos grises metálicos en últimas fechas, pero la forma de la manzana sigue inalterable desde 1976. Como marca ha tratado de comunicar conscientemente que es un “Símbolo de la contracultura”, aunque según los parámetros de Umberto eco, es más proclive a ser adoptado por ciertos círculos sociales “integrados” (Eco, Apocalipticos e integrados, 1984) por qué se ha convertido según articulistas, en un “Símbolo” de alto nivel social y por ende de poder adquisitivo. Es pues un símbolo con el que una buena parte de la civilización globalizada se identifica, hace suyo o desea poseer y así usarlo como parte de su lenguaje, entendiendo este concepto, como cualquier forma de expresión, no necesariamente verbal pues, en la complejidad de nuestra civilización, lo que usamos y las actitudes que tenemos, comunican más que lo que expresamos.
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